Santo Domingo de Guzmán
8 agosto 2025
El 8 de agosto celebramos la solemnidad de Santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos, de la Orden de Predicadores. Como escribe Fray Manuel Jesús Romero Blanco O.P., misionero dominico en la Amazonía peruana, «lo que caracterizó a Santo Domingo fue su enorme amor y sensibilidad a la Palabra de Dios y su pasión por la predicación evangélica. Amor a Dios y pasión por la predicación del Evangelio vividos con autenticidad en la Iglesia. Es en el seno de la Iglesia donde se recibe la Palabra de Dios; es en, con y desde la Iglesia, donde se difunde y dilata el conocimiento y la predicación del Evangelio, es la Iglesia la que predica, por medio de sus miembros, con palabras, obras y gestos, y es la enviada al mundo para dar a conocer la salvación de parte de Dios».
En 1206 Santo Domingo reunió a algunas jóvenes mujeres que él había convertido y había rescatado de los cátaros en la comunidad de la iglesia de Santa María de Prouilhe. Allí funda la Orden de las Dominicas contemplativas.
Hay dos puertas a través de las cuales una persona se incorpora la Orden: la llamada a la vida contemplativa y la llamada a la vida apostólica.
Santo Domingo deseaba acentuar de manera especial la gracia de la contemplación, que es la misma fuente de la vida apostólica itinerante que el inició. Solidariamente con la misión de sus hermanos de predicación y con la familia dominicana, las monjas, mediante su oración, acompañan “la Palabra que no vuelve a Dios sino tras lograr aquello para lo que fue enviada.”
El 8 de agosto celebramos la solemnidad de Santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos, de la Orden de Predicadores. Como escribe Fray Manuel Jesús Romero Blanco O.P., misionero dominico en la Amazonía peruana, «lo que caracterizó a Santo Domingo fue su enorme amor y sensibilidad a la Palabra de Dios y su pasión por la predicación evangélica. Amor a Dios y pasión por la predicación del Evangelio vividos con autenticidad en la Iglesia. Es en el seno de la Iglesia donde se recibe la Palabra de Dios; es en, con y desde la Iglesia, donde se difunde y dilata el conocimiento y la predicación del Evangelio, es la Iglesia la que predica, por medio de sus miembros, con palabras, obras y gestos, y es la enviada al mundo para dar a conocer la salvación de parte de Dios».
En 1206 Santo Domingo reunió a algunas jóvenes mujeres que él había convertido y había rescatado de los cátaros en la comunidad de la iglesia de Santa María de Prouilhe. Allí funda la Orden de las Dominicas contemplativas.
Hay dos puertas a través de las cuales una persona se incorpora la Orden: la llamada a la vida contemplativa y la llamada a la vida apostólica.
Santo Domingo deseaba acentuar de manera especial la gracia de la contemplación, que es la misma fuente de la vida apostólica itinerante que el inició. Solidariamente con la misión de sus hermanos de predicación y con la familia dominicana, las monjas, mediante su oración, acompañan “la Palabra que no vuelve a Dios sino tras lograr aquello para lo que fue enviada.”
El 8 de agosto celebramos la solemnidad de Santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos, de la Orden de Predicadores. Como escribe Fray Manuel Jesús Romero Blanco O.P., misionero dominico en la Amazonía peruana, «lo que caracterizó a Santo Domingo fue su enorme amor y sensibilidad a la Palabra de Dios y su pasión por la predicación evangélica. Amor a Dios y pasión por la predicación del Evangelio vividos con autenticidad en la Iglesia. Es en el seno de la Iglesia donde se recibe la Palabra de Dios; es en, con y desde la Iglesia, donde se difunde y dilata el conocimiento y la predicación del Evangelio, es la Iglesia la que predica, por medio de sus miembros, con palabras, obras y gestos, y es la enviada al mundo para dar a conocer la salvación de parte de Dios».
En 1206 Santo Domingo reunió a algunas jóvenes mujeres que él había convertido y había rescatado de los cátaros en la comunidad de la iglesia de Santa María de Prouilhe. Allí funda la Orden de las Dominicas contemplativas.
Hay dos puertas a través de las cuales una persona se incorpora la Orden: la llamada a la vida contemplativa y la llamada a la vida apostólica.
Santo Domingo deseaba acentuar de manera especial la gracia de la contemplación, que es la misma fuente de la vida apostólica itinerante que el inició. Solidariamente con la misión de sus hermanos de predicación y con la familia dominicana, las monjas, mediante su oración, acompañan “la Palabra que no vuelve a Dios sino tras lograr aquello para lo que fue enviada.”
El 8 de agosto celebramos la solemnidad de Santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos, de la Orden de Predicadores. Como escribe Fray Manuel Jesús Romero Blanco O.P., misionero dominico en la Amazonía peruana, «lo que caracterizó a Santo Domingo fue su enorme amor y sensibilidad a la Palabra de Dios y su pasión por la predicación evangélica. Amor a Dios y pasión por la predicación del Evangelio vividos con autenticidad en la Iglesia. Es en el seno de la Iglesia donde se recibe la Palabra de Dios; es en, con y desde la Iglesia, donde se difunde y dilata el conocimiento y la predicación del Evangelio, es la Iglesia la que predica, por medio de sus miembros, con palabras, obras y gestos, y es la enviada al mundo para dar a conocer la salvación de parte de Dios».
En 1206 Santo Domingo reunió a algunas jóvenes mujeres que él había convertido y había rescatado de los cátaros en la comunidad de la iglesia de Santa María de Prouilhe. Allí funda la Orden de las Dominicas contemplativas.
Hay dos puertas a través de las cuales una persona se incorpora la Orden: la llamada a la vida contemplativa y la llamada a la vida apostólica.
Santo Domingo deseaba acentuar de manera especial la gracia de la contemplación, que es la misma fuente de la vida apostólica itinerante que el inició. Solidariamente con la misión de sus hermanos de predicación y con la familia dominicana, las monjas, mediante su oración, acompañan “la Palabra que no vuelve a Dios sino tras lograr aquello para lo que fue enviada.”