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La vida cuaresmal con las monjas Mínimas

Con el ayuno ganas libertad. Con la limosna amas a los hermanos. Con la oración descubres la voluntad de Dios. Vivir la Cuaresma es clave para saciar nuestra sed espiritual. Las monjas Mínimas, expertas en vida cuaresmal, han compartido su sabiduría con los participantes en el XIX encuentro en torno al claustro organizado por  Fundación DeClausura el 22 de marzo.

Este miércoles 22 de marzo entramos virtualmente en el Monasterio de Nuestra Señora de la Victoria de Daimiel (Ciudad Real) para conocer a una comunidad contemplativa que vive una Cuaresma perpetua, las Monjas Mínimas de San Francisco de Paula. Recibidos por su superiora, Sor Rocío de Jesús, pudimos entrar en clausura para sentarnos en su claustro y celebrar una nueva edición de los Encuentros en torno al claustro organizados por Fundación DeClausura para dar a conocer la belleza de la vida contemplativa y a aquellos que han sido llamados a ella.

Sor Rocío nos habló del día a día de su comunidad y de la presencia de Mínimas en el mundo. Junto a ella, Sor María Guadalupe, destacó cómo sus hermanas mayores son para ella testigos del amor de Dios y de la belleza de la vida fraterna. Pudimos conversar también con Sor María Ángeles del Corazón de Jesús, Vicaria de la Federación de las Monjas Mínimas. Conectada desde el Monasterio de Jesús María de Paula, la ciudad natal de su fundador, Sor María Ángeles pudo transmitirnos parte de la sabiduría de una orden que puede aportar mucho al mundo de hoy.

Estar a la escucha de Dios a través de la oración asidua, ayunar de aquello que distrae nuestra mirada y cuidar a los hermanos dedicándoles tiempo son algunas de los consejos regalados por estas monjas expertas en vida cuaresmal.  La Cuaresma forma parte del carisma y la espiritualidad de esta orden contemplativa fundada por San Francisco de Paula. Merece la pena escuchar las claves que nos proponen las monjas Mínimas en este encuentro  para experimentar en este tiempo litúrgico una auténtica conversión de nuestra mente y de nuestro corazón en unión con Cristo crucificado.