Según esta tradición, los primeros orígenes de Santa María la Real de Arévalo, en su primera sede del Lugarejo, se remontan al año 1200 s. XII en que dos nobles hermanos inmortalizaron sus nombres al hacer una obra que se perpetuara en los siglos.
Las obras de la iglesia de Santa María la Real de Nieva se iniciaron en el año de 1393 y tardaron en terminarla unos siete años, colaboraron en su construcción los habitantes y vecinos de otros pueblos. Se trata una construcción gótica de tres naves divididas en cuatro tramos por medio de arcos fajones y cubiertas por bóveda de crucería cuatripartita, soportada por pilares. Su estructura se corresponde con el tipo de arquitectura gótica castellana de la época. El exterior del ábside circular presenta un aire esbelto y elegante y llama la atención del resto de la iglesia. Éste está dividido en tres cuerpos por medios de dos molduras y gruesos contrafuertes que, delimitan los paños de la capilla mayor al mismo tiempo que enmarcan los ventanales. En el pórtico sobresale la trabajada portada de estilo gótico flamígero con una faja historiada que narra la Pasión y Muerte de Jesucristo. Sobre ella cinco arquivoltas rematadas por una moldura o chambrana de fino trabajo que, marcan el aspecto abocinado de la puerta y que hacen referencia a la resurrección. Toda esta riqueza narrativa aloja el tímpano que representa el Juicio Final.