Fue la cuarta fundación personal de Santa Teresa de Jesús, en principio estuvo ubicado junto al río Pisuerga en una simple casa y huertas, hasta que en el siglo XVI se construyó el convento, austero y sencillo, supervisó las obras la propia Santa Teresa.
En el convento se encuentra la celda que ocupó Santa Teresa cuando realizaba sus visitas al convento, la última de estas visitas fue tan sólo tres semanas antes de morir, allí están cartas autógrafas y el códice de «Camino de la perfección».
En su exterior se alza una cruz de madera, con una inscripción en la que se puede leer la altura a la que llegaron las aguas del río Pisuerga en la gran inundación que sufrió la ciudad en 1636.