Convento fundando en 1599 por la condesa de Castelar. Recibe el sobrenombre de Convento de Afuera por hallarse junto a la Puerta de Aguadores, pero por la parte de afuera. Al estar retranqueado el edificio forma una pequeña plaza, fachada con los escudos del cardenal Dietrischtain, rememorando que recayó bajo el patronazgo de doña Beatriz de Dietrischtain, una Iglesia barroca, planta de cruz latina, cúpula en el crucero, de fray Alberto de la Madre de Dios. En el convento se conservan cartas, un bastón y varios objetos personales de Santa Teresa de Jesús.
Dentro del edificio, llama la atención su claustro y patios interiores y, sobre todo, la espectacular escalera de Covarrubias.
La clausura encierra dos joyas arquitectónicas del Renacimiento español atribuidas, al igual que la portada de la iglesia, a Alonso de Covarrubias: una escalera labrada en piedra, con pinturas murales y cubierta por un artesonado mudéjar, y un patio porticado de dos pisos que, originalmente, formaba conjunto con la propia escalera.
En el interior de la clausura, una sacristía interior está decorada con las pinturas al fresco que realizó Diego Rodríguez en 1643. La colección artística del convento se completa con un grupo escultórico que representa a la Virgen junto a San Joaquín y a Santa Ana, atribuido al murciano Francisco Salzillo (1707-1783).
De Pedro de Mena (1628-1688) recibió el convento un
. Entre las pinturas que aquí se custodian, destacan el lienzo que representa a la
que llevan la firma del florentino Angelo Nardi, pintor de cámara de Felipe IV.