Este monasterio refleja fielmente el ideal monástico de Teresa de Ávila, caracterizado por su sencillez y austeridad. Fue la primera fundación de Santa Teresa, llevada a cabo en 1.562. La iglesia se construyo a principios del siglo XVII por Francisco de Mora y se convirtió en modelo arquitectónico para la construcción de templos de la Orden Carmelita. En 1.968 fue declarado Monumento Nacional.
Se trata de un templo de una única nave, cubierta con bóveda vaída y cúpula en el crucero. La fachada y plazoleta siguen el modelo carmelitano creado por el arquitecto fray Alberto de la Madre de Dios en San Hermenegildo de Madrid.
Su fachada principal, configurada en dos planos partidos, con frontón en la parte superior y pórtico de tres arcos en la inferior, fue una de las más imitadas en las construcciones religiosas del siglo XVII. En su interior se encuentra la capilla de los Guillamas, donde se guardan los sepulcros orantes de esta familia.
El convento de San José posee un pequeño museo teresiano que es visitable y que alberga reliquias de la Santa tales como el féretro donde descansó Santa Teresa, el cojín que usó en su ordenación, su firma en un trozo de papel, partes de su sayal o su propia sangre en una prenda de vestir.
