A finales del siglo XIX, en octubre de 1.889, las hermanas Clarisas consiguieron comprar unas casas en el barrio de Carabanchel y, realizadas las reformas imprescindibles, la comunidad se trasladó a su nueva morada el 15 de febrero de 1891. El 13 de mayo de 1.895 se colocó la primera piedra de la iglesia que fue bendecida el 11 de mayo de 1.897. Posteriormente, desde 1.904 a 1.908 se construiría el Convento.
Hacia 1.500, una religiosa del convento, Jerónima Luján, trajo una pintura de la Virgen María con el Niño. Según la leyenda esta pintura fue descubierta por un ermitaño de las cercanías de Constantinopla. Esta imagen estará siempre muy unida a la comunidad.
Durante la guerra civil española, la comunidad sufrió un ametrallamiento el 20 de julio de 1.936, tras el cual abandonaron el convento siendo liberadas por Atiliano Brell, alcalde de Carabanchel. Pudieron volver al convento en 1.944, aunque tras su vuelta no pudieron encontrar la imagen de Nuestra Señora de Constantinopla, de la que solo se conserva una copia.