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Convento Santa Teresa, Sanlúcar de Barrameda, Cádiz

Dirección

Calle de las Monjas Descalzas, 3
Sanlúcar de Barrameda -Cádiz
11540- España

Horario

Visitas: Sábados 13.00 MISAS: Invierno Lunes a Viernes Laborables: 09.00 L, M, X, J, V 19.30 L, M, X, J, V Vísperas: 19.30 Festivos: 09.30 12.30 13.30 19.30 Verano

¿Hospedería?

No

¿Tienda?

Si

Convento Santa Teresa

Género: Femenino

Orden de los Carmelitas Descalzos - O.C.D. (Carmelitas Descalzas)

Diócesis: Cádiz

El estratégico enclave de Sanlúcar, en el puerto natural que forma la desembocadura del río Guadalquivir, atrajo desde tiempos muy remotos a marinos comerciantes que realizaban intercambios comerciales con los pueblos de este entorno geográfico. El origen del primer asentamiento de Sanlúcar viene auspiciado por la construcción de un templo en época fenicia dedicado a Astarté. Restos de este templo se han hallado en el complejo dunar llamado La Algaida, hoy ‘Parque Natural de Doñana’ . Ya en época histórica se tienen datos de la existencia de una fortaleza musulmana denominada ‘El Castillo de las Siete Torres’ que defendía la desembocadura del Guadalquivir. Guzmán el Bueno toma posesión de dicha fortaleza y de la villa en 1297 como donación del rey Sancho IV por sus servicios durante la Reconquista. Desde este momento y hasta 1640 los Guzmanes ostentaron el señorío de la Villa, siendo sus descendientes los Duques de Medina Sidonia . Tras el descubrimiento del Nuevo Mundo, Sanlúcar se convierte en un puerto de referencia, partiendo Cristóbal Colón en su tercer viaje y Magallanes en el primer viaje de circunnavegación, entrando en el estado de mayor apogeo económico de su historia, gracias al fomento de la actividad comercial entre América y el puerto de Sevilla, propiciada por los Duques de Medina Sidonia. En la primera mitad del siglo XVII los Duques de Medina Sidonia pierden el señorío de la ciudad y Sanlúcar entra a formar parte de la Corona comenzando aquí un largo declive que se agrava con el paso de la Casa de Contratación a Cádiz, viéndose excluida así de la ruta comercial con América, perdurando este declive hasta el siglo XIX en que la ciudad se ve favorecida por Godoy, llegando a ser capital de una provincia que comprendía, por el litoral Atlántico, desde Ayamonte hasta Rota y por el interior hasta la ciudad de Lebrija. En cualquier caso, es la llegada de los Duques de Montpensier uno de los hitos más representativos del esplendor de la ciudad en el siglo XIX. Habiendo creado su corte en Sevilla, decidieron residir en Sanlúcar de Barrameda en las temporadas estivales, construyendo al efecto un bello palacio romántico. Comenzaba así, de nuevo, un florecimiento de la vida social de la ciudad, construyéndose bellas casas de veraneo y organizándose cada año un entretenido ciclo festivo que culminaba con las carreras de caballos en la playa, acontecimiento que perdura hasta la actualidad.

Esta queda formada por tres naves separadas por pilares, destacando en su interior el  retablo  mayor que está estructurado en dos cuerpos y una sola calle. En el primer cuerpo se sitúa un sagrario donado por la madre de la Venerable niña María del Carmen González Valerio y que fue realizado con la plata procedente de dos piezas del ajuar personal de María del Carmen González. El segundo cuerpo corresponde a algún retablo reutilizado procedente, con probabilidad, de algunos de los conventos suprimidos de la ciudad. En él figura una hornacina central donde se sitúa la imagen de la  Virgen del Carmen , muy querida por las hermanas del convento y que queda flanqueada por columnas corintias con el fuste profusamente decorado. El presbiterio cuenta además con dos hornacinas con las figuras de  San José  a la izquierda y Santa Teresa de Jesús a la derecha. En la nave del evangelio de la iglesia nos encontramos con la imagen de  San Pío X , que fue colocada en ese lugar en agradecimiento de las hermanas por la milagrosa ayuda prestada. Y es que cuando estaban realizando reparaciones y obras de absoluta necesidad en el convento, se quedaron sin recursos económicos pasando graves aprietos para poder hacer frente a las facturas. La situación llegó al punto de tener que paralizar las obras. Las hermanas entonces se encomendaron a este santo y, en ese momento, una llamada en el torno les proporcionó el dinero suficiente para poder finalizar las reparaciones que se estaban ejecutando.