En el año 1951, Mons. D. Arturo Tabera, obispo inicial de la recién creada Diócesis de Albacete, pidió a Carmelo de Fuenterrabía que con un grupo de Hermanas fundase una nueva Comunidad orante. Y así nació el Monasterio del Inmaculado Corazón de María.
Entre julio y noviembre se cubrieron las dos expediciones que dieron origen a nuestro Carmelo. Y enseguida fue el Señor atrayendo a jóvenes dispuestas a entregarse a Él, queriendo formar parte de esa familia.