De una gran relevancia para los onubenses es el Santuario que acoge a la patrona y alcaldesa perpetua de Huelva, la Virgen de la Cinta. Ubicado en uno de los singulares cabezos que configuran el paisaje onubense y enraizado no solo con la arquitectura de la capital sino con su historia como ‘descubridora’, fue en este santuario donde Cristóbal Colón rezó tras su primer viaje para agradecer el éxito de la expedición. Era el 3 de marzo de 1493. El almirante y sus marineros habían llegado a América y cruzaban de vuelta un Atlántico agitado que hacía temer por sus vidas. Colón prometió entonces orar con fe a la Virgen de La Cinta, en este Santuario que lleva su nombre, si el azaroso viaje les traía a su destino. La Virgen de la Cinta es por lo tanto colombina. La devoción a su imagen, la creación de su Hermandad, la construcción de este santuario en su honor datan del siglo XV y su origen se relaciona estrechamente con la aventura del Descubrimiento. Marineros de la zona partícipes de la gesta, que navegaron desde esta ciudad hacia las Américas, fueron ya devotos de la Virgen que procesiona cada 8 de septiembre como patrona de Huelva.
Es un edificio gótico-mudéjar del siglo XV, transformado y utilizado en distintas formas a lo largo de su historia. Su planta presenta forma rectangular dividida en dos partes perfectamente diferenciadas, recordando las plantas de las mezquitas musulmanas. La primera parte lo conforma un patio con acceso enrejado y en tres de sus cuatro lados galerías porticadas con arcos de medio punto, siendo en la galería del lado este donde en el siglo XVIII se construye un segundo piso, que es el que está rematado con una espadaña de dos cuerpos. El acceso a lo que es el santuario propiamente dicho se realiza a través de tres puertas del siglo XVI formadas por arcos de herradura apuntados de ladrillo. El oratorio está formado por tres naves siendo la nave central más ancha que las naves laterales y cubierta con una armadura de par y nudillo cuyos tirantes se presentan labrados y cuya cabecera es plana. Las dos naves laterales se rematan también con cabecera rectangular y cubiertas de madera a una sola agua. Es importante hacer mención al retablo principal del santuario de madera estofada y policromada del siglo XVIII donde se sitúa la pintura mural de la Virgen de la Cinta al óleo. Se encuentra también en dicho santuario la talla de la Virgen, que reproduce fielmente la pintura mural, fechada hacia 1760 en madera estofada y policromada atribuida al círculo artístico del escultor sevillano Benito Hita del Castillo.