Monaterio Santa María Magdalena, Palma de Mallorca, Baleares

La fundación de este monasterio es motivo de discusión debido a que no se dispone de ningún documento que la pueda establecer con exactitud, sin embargo, habría que situarla a comienzos del siglo XIV. Varios autores consideran que se efectuó en 1332 pero hay indicios que la sitúan antes. Inicialmente se trataba de una casa de arrepentidas establecida junto al hospital de la Magdalena fundado en 1231, después de la conquista de Mallorca por el conde Hug IV de Empúries (1200-1230), que había participado en aquella campaña. No consta el seguimiento de ninguna regla concreta en su estado inicial pero en 1349 se regularizó la situación adoptando la regla de San Pedro y años después, a finales del siglo, se impuso la Regla de San Agustín, oficialmente reconocida. Recibió protección de Pedro del Ceremonioso de manera análoga a lo que hizo este monarca con la casa de Santa Magdalena de Barcelona . Fue un monasterio discreto por lo que a su situación económica se refiere, las monjas de la comunidad no destacan por proceder de familias nobles. En 1541 llegaron unas monjas de Santa Margalida con el fin de conducir su reforma en cuanto a las costumbres. Lo que le dio un impulso importante fue el paso por su comunidad de santa Catalina Tomás (1531-74). Fue en esa época que también se adaptó a las normas surgidas del Concilio de Trento, especialmente con respecto a la clausura. Durante el siglo XVIII se rehizo buena parte del monasterio y levantó la iglesia actual. Esta casa todavía mantiene su actividad en la ciudad de Palma.

Su patrimonio medieval conservado comprende tres ejemplos distintivos de arte gótico, prueba del crecimiento de la comunidad desde la segunda mitad del siglo XIV.   La obra más antigua e importante es el retablo dedicado a Santa María Magdalena, que debe haber presidido la iglesia gótica: el panel central, con una imagen independiente del santo, es obra de Francesc Comes; Los paneles laterales se atribuyen al llamado Maestro del Obispo Galiana, y se cree que el pináculo central es la obra de Joan Daurer, todos grandes artistas de la pintura gótica mallorquina del siglo XIV.   El panel monumental de Santa Elena, atribuido a Rafel Mòger, también es de interés. Una tercera obra es el pequeño retablo dedicado a la Virgen, San Miguel y San Juan Bautista, obra de Joan Rosado o Rosetó. Todas estas pinturas se pueden encontrar en la casa capitular del monasterio, y sus pintores se encuentran entre los pintores más reconocidos del arte gótico mallorquín.   Con la presencia en el siglo XVI de la monja Catalina Tomàs, quien luego fue nombrada santa, se inició una nueva y espléndida etapa en la historia del monasterio, bajo el patrocinio del cardenal Despuig.