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Agustinas Descalzas

La Orden de las Agustinas Descalzas tuvo su origen en las ansias de San Juan de Ribera (1532-1611), Arzobispo de Valencia, por reformar la vida monástica femenina y conducirla a su pureza y perfección evangélicas.

Entusiasmado por la Reforma llevada a cabo por Santa Teresa de Jesús, puso todo su empeño en que la Santa fundase en la Archidiócesis valenciana. Dicha fundación no pudo llevarse adelante pero el santo obispo no cesó en su empeño.

En 1597 daba la aprobación para la fundación de un monasterio de monjas en la localidad de Alcoy. A dichas monjas les dio por Regla la de San Agustín y por Constituciones las de las Carmelitas Descalzas redactadas por Santa Teresa de Jesús, incluyendo algunas modificaciones. El hábito es así mismo idéntico al de las Carmelitas Descalzas aunque de color negro según la tradición agustiniana.

Las monjas Agustinas Descalzas son de estricta clausura papal, tienen dos horas diarias de oración mental, en sus conventos el reina aire de familia y la sencillez de la vida teresiana y tienen recreaciones en las que realizan labores.

La austeridad de sus conventos y el número reducido de monjas (hasta 21) también es característica de esta descalcez agustianiana – teresiana.

Las Agustinas Descalzas se caracterizan por su intensa devoción eucarística y pos su espíritu de reparación. Diariamente adoran el Santísimo Sacramento expuesto en sus iglesias conventuales.

En contraste con las Carmelitas Descalzas, las Agustinas Descalzas, por deseo expreso de San Juan de Ribera, siempre estuvieron sujetas a la jurisdicción del obispo diocesano.

En las dos primeras fundaciones (Alcoy y Denia) estuvo muy presente la colaboración del P. Jerónimo de la Madre de Dios (Gracián), hijo predilecto de la Santa de Ávila.

En su momento de máximo apogeo la Orden llegó a contar con 10 monasterios pero la desamortización de Mendizábal y la Guerra Civil de 1936 supusieron la pérdida de varios monasterios. Terminada la Guerra, con mucho sacrificio y en extrema pobreza, la Orden comenzó su proceso de restauración.

Tras la Sponsa Christi de Pío XII la Orden se federó en 1957 y obtuvo la atención espiritual de los frailes Agustinos Recoletos.

Tras el Concilio Vaticano II y la subsiguiente crisis de vocaciones, las Agustinas Descalzas han ido cerrando comunidades. Las últimas en cerrar la Ollería en 2009 (Valencia) y Alcoy en 2013 (Alicante), donde en un gesto de generosidad y solidaridad eclesial cedieron sus monasterios a las Siervas del Señor y de la Virgen de Matará y a las Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo, respectivamente.