Un hombre de mirada transparente y profunda que
nunca podremos olvidar
La gracia del Espíritu Santo ilumine nuestra mente y nuestro corazón.
Con profunda gratitud, la vida contemplativa despedimos a nuestro Santo Padre Francisco que ha partido hacia la casa del Padre después de haber cumplido con amor y entrega la gran misión que Dios le había encomendado.
Recordamos a S.S. Francisco como aquel Padre que siempre tuvo las puertas abiertas de su corazón y del Vaticano para recibirnos y compartir con la vida contemplativa palabras que nos reconfortaron y ayudaron en nuestro camino hacia la santidad.
Queremos destacar que el Santo Padre impulsó una reforma de la vida contemplativa femenina con la constitución apostólica Vultum Dei Quaerere sobre la vida contemplativa femenina (publicada el 29 de junio de 2016), que buscó favorecer la fidelidad al carisma y la comunión entre los monasterios.
Sus palabras llenas de sabiduría y verdad en muchas ocasiones lograron penetrar nuestro corazón y sentir en ellas la voz del Espíritu Santo, como en aquella ocasión que afirmo “los monasterios contemplativos, con el silencio orante y el sacrificio escondido, sostienen maternalmente la vida de la Iglesia”. (Mensaje del Santo Padre Francisco a la Orden de la Merce con motivo del 800 aniversario de su fundación, 6 de diciembre de 2017)
El contacto personal que nosotras las Comendadoras del Espíritu Santo hemos vivido recientemente con él, nos ha hecho experimentar la sensibilidad y profundidad en la mirada de un hombre que no necesita de muchas palabras, porque el amor misericordioso de Cristo se reflejaba en su rostro.
En nombre de la vida contemplativa unidos en oración a toda la Iglesia damos gracias a Dios por el regalo extraordinario que nos ha concedido con el Papa Francisco y rogamos por su eterno descanso.