Dios hace conmigo el Camino de la Pascua. Me ha regalado ojos nuevos. Ojos que me permiten verle cada día y ser consciente de que en mi vida cultiva con amor.
Por Sor María de Gracia
Monja jerónima
Monasterio de Santa Marta de Córdoba
En la Tercera Lectura de la Vigilia Pascual dice Dios a Moisés:
¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha? (Ex 14, 15-15, 1)
Creo que esto va para nosotros los cristianos: Hemos de vivir en marcha.
Vivo yo con el oído siempre abierto a todas las voces y a la música de todos los vientos.
Vivamos en marcha con “los ojos puestos en el Señor” (Sal. 24).
Me gusta recorrer mi historia y celebrarla con cariño al Dios que la guía
Para ese Camino Pascual que Dios hace conmigo me ha regalado ojos nuevos.
Mis ojos nuevos me permiten “ver a Dios y quedar viva”.
Mi corazón nuevo puede sufrir y gozar. Y entre dolor y gozo adelantar el Reino.
La Resurrección de Jesús es la vida que todos llevamos dentro y Dios cultiva con amor.
La riqueza de la vida consiste en vivir consciente de que se vive. Esto lo aprendí de María.
Creo que entre todos formamos el TODO. Somos cada uno una chispa de la Luz de Dios.
Me causan respeto estas chispas que favorecen el entendimiento entre todos.
También la convivencia, y enriquecen la fraternidad, son experiencias de Pascua.
Es hermoso vivir así, porque esto impide caer en la rutina y el acostumbramiento.
Vivir la sorpresa de lo inesperado, conocer lo nuevo que nos regala el Señor,
y vivirlo como don.
Dios tiene los ojos puestos en los que caminan pascualmente.