Sor María de Gracia, monja jerónima del monasterio de la Santa Marta de Córdoba, responde a nuestras preguntas sobre la contemplación. ¡Cuánta sabiduría de este corazón unido a Dios hay en cada una de sus palabras!
Sor María de Gracia
Orden de San Jerónimo – O.S.H.
Monasterio de Santa Marta de Córdoba
Queridos hermanos:
Invoco al Espíritu Santo para responder a estas preguntas desde mi experiencia sencilla.
¿Qué es la contemplación?
La contemplación es tarea de todo el que desee comunicarse con el Dios que nos busca siempre.
El Señor nos llama y nos espera a todos, porque nos ha creado con gran Amor. Espera ser escuchado.
La contemplación es descubrir lo profundo de la vida. Es buscar a Dios dentro de nosotros mismos. Es el vacío en el que Dios y yo nos encontramos.
¿Qué aporta la vida contemplativa?
La vida contemplativa se expresa con la vida, ayudada por la Vida. En febrero se cumplirán 56 años de mi ingreso en el monasterio de Madrid, después de cuatro años de discernimiento de la llamada vividos en absoluto silencio. Nadie entendía mi vocación de clausura, aunque yo explicaba que se trataba de vida contemplativa.
Me decían que las rejas y la clausura era algo anacrónico. Yo seguía una llamada con fidelidad a Quien me llamó. Con el tiempo y el profundizar, para adaptarme a la voluntad de Dios, me ha simplificado mucho, y es la vida contemplativa lo que me ha dado firmeza y me ha sostenido.
Para mí, visto desde mi experiencia, lo importante y eterno es la contemplación, lo demás tiene sus épocas.
La contemplación ha llenado mi vida. Dios me la ha regalado y yo la vivo como obsequio a Dios. En ningún momento he deseado volver a lo que dejé: mi libertad tan hermosa, mis visitas a los museos: El Prado, el Arqueológico… los conciertos, los viajes, los monumentos. Cuando se vive dentro se posee todo.
La persona que vive abierta y espera recibe la vida de Dios. El Dios Padre nos llama de muchas formas porque le interesa vivir en nosotros.
¿Cómo y cuándo se alcanza?
A la contemplación se llegará desde el silencio y la escucha, abiertos los oídos del alma.
A mí me gusta mucho escuchar mi corazón. Escuchar la vida, escuchar el silencio para oír a Dios.
¿Cómo es la voz de Dios? Como el susurro de la brisa en el jardín. Muy honda, Voz sagrada.
Es un proceso que dura toda la vida. Es un caminar hacia delante sin parar, es una gracia que atrae, simplifica y adentra en el corazón de Dios.
La contemplación se alcanza cuando cada día se guarda un tiempo de silencio para oír la voz de Dios. Entro en mí misma donde recibo el Aliento del Señor que sostiene mi vida.
¿Qué consejos nos daría usted a los laicos para poder vivir la vida contemplativa?
Conozco laicos profundamente contemplativos. Viven en silencio en medio de los ruidos del mundo.
Es muy importante, en la vida contemplativa, vivir con los sentido abiertos, para dar paso al Espíritu de Dios que es el dirige hacia la verdad.
El mismo Dios y Padre nos ha creado, nos ama y nos sostiene. Todos somos llamados a vivir en él desde lo que somos: Hijos suyos.
Queridos hermanos: Desde mi silencio vivo entre vosotros, aunque no os conozca ni me conozcáis. Os pongo entre las manos de Dios y esto es vida. Nos vivimos unos en otro por la gracia de Dios. Nos sostenemos unos a otros, aunque no nos demos cuenta.